Volvimos a La Nucía, donde coincidimos un año más con muchos amigos. A pesar de las altas temperaturas, pudimos refrescarnos en el lavadero público, un pequeño oasis donde descansar y charlar.
Durante la demostración de oficio los niños se mostraron muy interesados sobre cómo se trabajaba la calabaza para llegara a crear una lámpara.